Premio Periodismo de Excelencia

Paulina de Allende-Salazar:

“Mi motivación histórica ha sido correr vallas”

La verdad periodística. Eso es lo que persigue Paulina de Allende-Salazar con cada una de las investigaciones que ha realizado en su carrera y que la han hecho ganadora en dos oportunidades del PPE: una por el reportaje con el que le puso rostro a los abusos cometidos por Karadima, y otra con el que reveló los sobresueldos que recibían el Ejército y las policías como consejeros de las mutualidades. De esto y más habla en esta entrevista quien fue por 23 años parte del equipo de Informe Especial y que hasta hace poco se desempeñó en el matinal Mucho Gusto, de Mega.

Por Pablo Castro

Hace más de una década, el equipo de Informe Especial liderado por Paulina de Allende (Premio Lenka Franulic, 2019) investigó una denuncia que puso de cabeza al país. Por primera vez, los abusos sexuales por los que ya se estaba investigando al sacerdote de la parroquia El Bosque, Fernando Karadima, tuvieron rostro. Sus víctimas, Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, hablaron por primera vez en un reportaje que fue emitido por TVN en 2010.

No hubo nadie que no acusara el golpe. El horror que escondía la sotana investida por Karadima, y el coraje con que sus víctimas testimoniaron los abusos y manipulaciones de conciencia que recibieron siendo adolescentes, fueron el detonante de una bomba que puso en evidencia una realidad oculta que entremezclaba el abuso sistemático con influyentes redes poder, con el ocultamiento, con la impunidad, y muchas otras cosas podridas que se habían enquistado durante décadas en la iglesia chilena. Todo bajo la mirada de autoridades religiosas que sabían, pero preferían esconder y blindar sus propios pecados para no exponerse ante la sociedad.

El caso Karadima resultó ser sólo la primera hebra de otras fechorías que tenían encubridores múltiples al interior de la Iglesia, como es el caso del obispo Juan Barros (ver reportaje Cinco golpes que transformaron la conversación en Chile). “A mí me tocó abrir la ventana y mostrar lo que estaba pasando. Mi trabajo fue, de alguna manera, levantar la alfombra y decir: esta es la mugre que está ahí abajo”, dijo De Allende-Salazar en una entrevista que concedió a la revista Paula hace algunos años.

En efecto, su investigación produjo un punto de inflexión en la sociedad. A partir de ese reportaje, se le cree a las víctimas, y tanto Cruz como Hamilton y Murillo se transformaron en representantes de la lucha contra el abuso.

La periodista ganó el PPE por este trabajo en 2010 -el primer año en que se premiaron trabajos audiovisuales-, y también por “Mutualidades: FF.AA., Carabineros y PDI, ¿Sobresueldos?“, en 2018. Uno de los denominadores comunes entre ambas investigaciones es el abuso de poder. A sus 52 años y con una carrera de más de dos décadas en la investigación en distintos canales de televisión, Paulina de Allende-Salazar dice que su motivación sigue siendo llegar a la verdad periodística. Y que para lograrlo, no escatima esfuerzos en buscar respuestas interrogando a quien sea.

—Hubo un cambio cultural profundo desde que expuso los abusos de Karadima. ¿Cómo fue el contacto con las personas afectadas?

—Fue lento. Recuerdo que nosotros comenzamos a investigar sobre los abusos sexuales de Karadima un año antes de emitir el programa, porque queríamos hacer las cosas profundamente y, entonces, tardamos en reunir los antecedentes, contrastar las fuentes y tener, además, los testimonios audiovisuales. Juan Carlos Cruz fue el primero en acercarse a mí y yo le dije que había que comprobar su denuncia antes de publicarla. No fue fácil entrar en su intimidad o en aspectos súper dolorosos en una sociedad que entonces castigaba semejante denuncia. Había que pagar costos que de alguna manera te trae la verdad, costos que son en pos de obtener mayor libertad.

—Respecto de chequear la veracidad del contenido de la denuncia, ¿cómo fueron descartando la información?

—Lo que pasa es que fue al revés. Hablamos con mucha gente y pocos quisieron dar la cara y muchos nos mintieron. Nos quedamos con los que dijeron que sí, es decir, con la valentía de los protagonistas.

“Juan Carlos Cruz fue el primero en acercarse a mí y yo le dije que había que comprobar su denuncia antes de publicarla. No fue fácil entrar en su intimidad o en aspectos súper dolorosos en una sociedad que entonces castigaba semejante denuncia. Había que pagar costos que de alguna manera te trae la verdad, costos que son en pos de obtener mayor libertad”, dice la periodista sobre el proceso de acercamiento a las víctimas de Karadima que hablaron por primera vez en su reportaje.

 

—Karadima murió impune porque los delitos, si bien fueron comprobados por la Iglesia Católica y la justicia civil, estaban prescritos. ¿Cómo interpretó todo eso?

—Creo que no quedó impune. A pesar de que no recibió castigo penal, porque efectivamente los abusos que cometió estaban fuera de los tiempos, sí hubo una verdad jurídica establecida por un juez, y eso, en términos de estrategia, es bien interesante e importante porque establece verdades históricas.

—¿Qué aprendieron como equipo de la investigación de este caso?

—Que vale la pena, que se pueden hacer cosas casi imposibles, que somos una pequeña parte de la historia de nuestro país, de la transparencia; que de eso se trata esta profesión.

—Con respecto al reportaje con el que volvió a ganar el PPE Audiovisual en 2018, ¿cómo se llevó a cabo esa investigación que reveló los millonarios ingresos que recibían altos cargos del Ejército y las policías por ser parte de los directorios y consejos de sus mutualidades?

—Ese fue un trabajo gigante. Tuvimos que levantar muchos datos, levantar planos y medirlos, ir a terreno, darnos cuenta de que a veces no eran exactos, volver a corroborar, tener la ayuda de especialistas, entender la ley… Fue harta pega, pero entretenida. La idea que teníamos era informar fuese quien fuese el responsable. Trabajamos con información de la CMF (Comisión para el Mercado Financiero) y pudimos darnos cuenta de las irregularidades que estaban cometiendo el director general de Carabineros, el de la PDI y los representantes máximos de las FF.AA., quienes de alguna manera estuvieron recibiendo por años un sobresueldo que por norma no debían recibir. Después de ese reportaje hubo cambios en las formas en que funcionan las mutualidades y se tradujeron en que el Ejército, la Armada y la Fach renunciaron a sus remuneraciones con el argumento de mantener los más altos estándares de probidad y transparencia. 

“Creo que no quedó impune. A pesar de que no recibió castigo penal porque efectivamente los abusos que cometió estaban fuera de los tiempos, sí hubo una verdad jurídica establecida por un juez, y eso, en términos de estrategia, es bien interesante e importante porque establece verdades históricas”, dice Paulina de Allende sobre Karadima, quien murió en 2021 sin pasar ningún día en la cárcel y sin haber pedido jamás perdón.

 

—También logró junto a su equipo que la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), responsable de atentados incendiarios en faenas forestales del sur, y su vocero, Héctor Llaitul, hablaran con un medio de comunicación tras 20 años de silencio. ¿Cómo fue reportear eso?

—Para llegar hasta ahí hubo mucha producción previa, que es conversar, organizar y ver cómo se comportan las otras personas. En este caso, el chequeo y el control del lugar donde nos íbamos a reunir corría por parte de ellos y, luego, para llegar a esos encuentros, tuvimos que esperar mucho rato, noches en algunos casos. No tuve miedo, pero sí fue físicamente exigente y también demandó bastante carácter.

—¿Qué tan difícil es entrar en esos territorios de la llamada “Zona Roja”?

—Creo que cada vez es más difícil en algunas zonas. Ese reportaje cumplió con la labor que es muy propia del periodismo, que es poner los elementos sobre la mesa, las realidades que están ocurriendo en distintas partes del territorio para que las autoridades vayan tomando decisiones y para que la ciudadanía vaya tomando conciencia, pero parece que no fue suficiente.

“Después de ese reportaje hubo cambios en las formas en que funcionan las mutualidades y se tradujeron en que el Ejército, la Armada y la Fach renunciaron a sus remuneraciones con el argumento de mantener los más altos estándares de probidad y transparencia”, dice la periodista sobre el impacto que generó el trabajó que le valió el PPE Audiovisual en 2018.

¿Por qué decidió cambiar drásticamente de un programa de investigación a un matinal (Mucho Gusto, en Mega)?

—Porque llevaba desde 1996 en TVN y me pareció que era un buen momento para hacer cambios, para salir de zonas de confort. Fue una decisión que tomé tranquila.

¿Cuáles son sus motivaciones hoy en día?

—Reencontrarme con mi motivación histórica que ha sido ir corriendo vallas, ir poniendo pautas relevantes sobre la parrilla e insistiendo en la necesidad de temas que nos permitan construir, con mayor transparencia, democracias y sociedades más sólidas.

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