Corría el año 1996 y en la sala de redacción del diario La Época –fundado en 1987– se vivía un verdadero “acontecimiento”. Una campanita sonaba intempestivamente dos o tres veces al día, sorprendiendo a un equipo de periodistas encabezado por el destacado fotógrafo y reportero Miguel Ángel Larrea. Desde las diferentes secciones del diario se asomaban para observar qué estaba pasando. El sonido era la señal de que, desde otro lugar del mundo, viajaba información a través de Internet, algo que para los reporteros de tinta y calle era absolutamente críptico, misterioso e inaudito.
A pesar de que en el presente, esa campanita nos acompañe en cada momento de nuestra rutina: desde que nos despertamos en las mañanas con la alarma que programamos la noche anterior hasta las cientos de notificaciones que recibimos al día en nuestras redes sociales, a mediados de los ’90, cuando La Época se convirtió en el primer medio nacional en tener un sitio de noticias en la web, era una total rareza. “Nadie sabía o entendía mucho de qué se trataba este proyecto piloto. Todo era tan sorprendente y lejano a la vez”, cuenta la periodista Nancy Arancibia, testigo de esa “redacción pionera” cuando estaba en la sección de Archivo y Economía del diario.
Juan Carlos Lepe, quien estudiaba periodismo al mismo tiempo que trabajaba en el diario, también lo recuerda bien. Con campanitas como esas, el Internet se estaba posicionando como el futuro, no solo del oficio, sino que de la sociedad. “Me acuerdo de que en la universidad había llegado el Internet un año antes, y que ya se usaban servidores como Gopher y Netscape. Cuando supimos de esta idea del diario electrónico, entendimos que para allá iban las cosas y quisimos incursionar”.
Los pocos recursos con los que contaba el diario no fueron un impedimento para que el lanzamiento de La Época en su versión web se hiciera a lo grande. En un hotel de Vitacura se organizó un desayuno para dar a conocer el proyecto. La tarjeta de invitación emulaba un pan de molde quemado con la leyenda: “El primer diario electrónico en Chile”. Lejos de las posibilidades que hoy dan los sitios webs, Lepe recuerda que su quehacer, en ese entonces, se remitía a seleccionar las 10 noticias más importantes de la versión impresa para replicarlas en el sitio online.
Aunque existían grandes impedimentos para desarrollar un mejor material periodístico, producto de las limitaciones de los servidores, ahí surgieron las primeras innovaciones. Las noticias comenzaron a ser actualizadas con la información que se reporteaba durante el día o que se recibía por fax, se implementó el “minuto a minuto” en eventos deportivos y se logró digitalizar fotografías. “El proceso consistía en revelar el rollo y con un escáner de negativos se procesaba. Así se digitalizaba la imagen y se mandaba por correos. Era un ‘culo’. Ni pensar en videos”, cuenta Lepe sobre su experiencia en un diario que dos años después, y a pesar de que sus trabajadores adquirieron el 76,5% de las acciones para mantenerlo a flote, sucumbió a una severa crisis financiera.